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¿Te acuerdas del sucre?

 

CONTEXTO DIARIO

¿Te acuerdas del sucre?

El 9 de enero de 2000, Ecuador tomó una decisión histórica: reemplazar el sucre, su moneda nacional, por el dólar estadounidense. Este cambio se dio en medio de una crisis económica que llevó al país al borde del colapso. Un cuarto de siglo después, la dolarización sigue siendo un tema de análisis, debate y memoria.

Para muchos ecuatorianos, el recuerdo de la dolarización sigue marcado por la pérdida de ahorros, la desesperación y la incertidumbre. Durante el feriado bancario de 1999, millas de cuentas fueron congeladas, dejando a las familias sin acceso a su dinero en un momento crítico. Cuando finalmente pudo recuperar algo, sus ahorros habían perdido hasta el 78% de su valor. Lo que antes era una suma considerable en sucres se convirtió en una cantidad insignificante en dólares.

Sin embargo, no todos tienen la misma memoria del suceso. Unos 7,3 millones de ecuatorianos, el 43% de la población actual, nacieron después de la dolarización. Para ellos, el dólar es la única moneda que conocen, un símbolo de estabilidad económica, pero desconectado de los momentos traumáticos que vivieron sus padres y abuelos. Mientras algunos han dejado atrás el impacto de aquellos días, para otros, las cicatrices aún son profundas.

El 9 de enero de 2000, Ecuador abandonó su moneda nacional, el sucre, y adoptó el dólar estadounidense. Esta decisión, tomada por el entonces presidente Jamil Mahuad, surgió como respuesta a una crisis económica devastadora que llevó la inflación al 96% y hundió al país en la pobreza. Con el dólar llegaron la estabilidad y la confianza en la economía, pero también se sacrificó la independencia monetaria, un tema que aún divide opiniones.

El impacto de la dolarización

La dolarización trajo consigo un descenso en la inflación, que se estabilizó entre el 2% y el 3% en promedio, y eliminó el riesgo de devaluación de la moneda. Esto generó confianza en inversionistas y consumidores, impulsando la economía y el crecimiento del PIB. Según Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal, este sistema ha sido fundamental para preservar el poder adquisitivo y fomentar el crédito.

Sin embargo, las consecuencias negativas también son evidentes. Ecuador perdió la capacidad de manejar su política monetaria y recurrir al endeudamiento público se convirtió en la única alternativa para enfrentar crisis económicas. Además, la dolarización profundizó la desigualdad y fomentó una dependencia de productos importados, afectando a la industria local y dejando al país vulnerable a las fluctuaciones de los precios del petróleo.

La medida surgió como respuesta a una de las peores crisis económicas de la historia del país. Entre 1998 y 2000, Ecuador vivió un colapso financiero que llevó la inflación al 91%, la devaluación acelerada del sucre y el "feriado bancario" en marzo de 1999, cuando los depósitos de los ciudadanos fueron congelados. Para muchas familias, sus ahorros se evaporaron, transformándose en migajas al ritmo de una devaluación implacable. En ese contexto, el presidente Jamil Mahuad tomó la controvertida decisión de dolarizar la economía el 9 de enero de 2000, buscando estabilizar el país.

La decisión de Mahuad no fue bien recibida por todos. Solo 12 días después de anunciar la dolarización, el descontento social, liderado por sectores indígenas y movimientos sociales, culminó en su destitución el 21 de enero de 2000. Las protestas reflejaban el rechazo a unas políticas económicas que habían llevado al límite a la población más vulnerable.

Sin embargo, el dólar llegó para quedarse. A pesar de su polémico inicio, la dolarización logró controlar la inflación, estabilizar la economía y recuperar la confianza de los inversionistas. Según Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal, mantener la inflación entre el 2% y el 3% durante los últimos años ha sido uno de los mayores logros de este sistema.


Memorias que persisten

Para quienes vivieron la transición, la dolarización sigue siendo un recuerdo difícil. Durante el feriado bancario, muchas familias vieron desaparecer sus ahorros de toda la vida, y el poder adquisitivo de los salarios se desplomó. Por otro lado, el 43% de los ecuatorianos actuales nació después de 2000 y nunca conoció el sucre. Para esta generación, el dólar es parte de su identidad económica, desconectado de los momentos traumáticos que marcaron a sus padres y abuelos.

A 25 años de su implementación, la dolarización cuenta con el apoyo del 90% de los ecuatorianos. Para muchos, representa la estabilidad económica y un escape del caos financiero. Sin embargo, el debate persiste: ¿es el dólar la mejor opción para Ecuador, o el país debe buscar un modelo económico que combine estabilidad con mayor auto?

La dolarización no es solo una decisión económica; es una historia que marcó vidas, transformó el país y sigue siendo motivo de reflexión para generaciones enteras.

¿Cómo recuerdas la dolarización? ¿Crees que sigue siendo la mejor solución para Ecuador?




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